viernes, 6 de diciembre de 2013

Una despedida...o no.


Los hay que piensan y creen en la reencarnación, y piensan y creen que incluso te puedes reencarnar en cualquier forma de ser vivo. Yo creo que casi todos hemos jugado, aun sin creer en ello, a eso de preguntar: ¿y tu en qué o en quien te reencarnarías? como si eso pudiera elegirse. Creo que no, que no se puede elegir, y que el ser vivo en el que nos reencarnemos viene dado por los meritos ganados en esta vida. Es posible, se me ocurre, que con un poco de suerte se permita a gente cuyos meritos hayan sido muchos la posibilidad de elegir, de ser así, es posible que él pudiera hacerlo... a ver si tenemos suerte, le cogemos en un día tonto y vuelve a reencarnarse en humano.

Los hay que piensan y creen que solo somos energía y que con nuestra muerte esa energía se libera. Se rumorea que han llamado a esa energía “energía vital” y que ya se puede medir la buena y la mala, “energía vital positiva” y “energía vital negativa” las han denominado. Pues se comenta que ayer muchos de los “medidores de energía vital positiva” se quemaron por exceso de corriente; dicen las malas lenguas que los “made in China” al tener impuesto como limite máximo la de Mao se jodieron todos, incluso me han asegurado fuentes fidedignas que, a pesar de que en “nuestra” Europa se dice que ese limite máximo es libre y que por tanto se sobredimensionan pa evitar problemas, en muchísimas de las máquinas con marcado CE pasó lo mismo.

Los hay que piensan y creen que realmente no somos mas que materia orgánica, que nos pongamos como nos pongamos, al final de un proceso mas o menos largo seremos simplemente comida pa las plantas. Pues ya os digo yo -que de eso algo sé- que hay materia orgánica buena y materia orgánica menos buena y que de creer esto y de poder disponer libremente de los cuerpos es más que probable que hubiera leches por el suyo… ¡que menudo huerto saldría!

Los hay que piensan y creen que –aun dándole distintos nombres- somos hijos de Dios y que al morir -según méritos- te sentarás o no a su lado; también dicen y creen que esos mismos meritos son los responsables de que lo hagas mas o menos cerca. Dicen algunos que un tocayo mío es el que parte el bacalao controlando –una verdadera pena que nuestro ministro no pueda hablar con él pa ver como lo hace- sin necesidad de concertinas la entrada, se dice que esos tramites deben tardar al menos un día, que hay que entender que no es fácil con tanta gente comprobar la veracidad de las identidades. Dicen que ese sitio es el cielo y digo que algo así es lo que me enseñaron siendo un niño.

Yo, por darle forma, siempre imaginé el cielo como un teatro en el que hay una función que –por eso nos han diseñao cotillas- uno no se cansa de ver. En ella Dios estaría en un lado del escenario y el recién llegado sería el protagonista; se le presenta, se representa su vida y al finalizar se le asigna un sitio; el sitio será mejor cuanto mejor haya sido. Imagino que en ese teatro, al estar mas cerca de Dios, las mejores localidades están en las primeras filas y que es una especie de teatro romano de Mérida pero a lo bestia, el sentarse en las filas más lejanas indicará que has conseguido entrar pero, al igual que ocurre en el de Mérida en funciones largas, también indicará que vas a tener asegurada alguna que otra almorrana. Pues ha llegado a mis oídos que desde ayer hay cierto revuelo en las primeras filas, “sé de buena tinta que mañana se va a sentar con nosotros un famoso” se ha estado cuchicheando insistentemente en ellas.
 
Pues a pesar de estas creencias tan dispares, dentro y fuera de ellas hay mucha gente a la que también le gusta creer que mientras alguien se acuerde de ti no mueres del todo, que de alguna forma sigues vivo…se dice que los que creen esto último están desde ayer sin parar colocando carteles en todas las puertas de ese infinito teatro:

“La función de Madiba se suspende indefinidamente” es el mensaje que puede leerse.

2 comentarios:

  1. Pedro, creo que sabes como pienso y que todos soñamos conseguir presentes de una forma u otra, pero no es lo que creo.
    Para mi, nada es más importante que te reconozcan en vida, eso es que has hecho felices a muchos, o al menos a unos cuantos con tu presencia y tu amistad.
    Nos vamos y ya está. A nosotros que más nos va a dar una vez muertos. El recuerdo de gente buena como Mandela puede ser que haga a otros buenos. Eso sería un éxito.
    Sabes que creo en la bondad humana, pero me pregunto, incluso hoy, cuanta gentuza habrá dicho: ¿Y a mi por qué me tiene que importar la muerte de ese negro que me quedaba tan lejos y no me sirvió de nada?
    Quiero pensar que nadie ha dicho eso, soy un idealista, pero muchos sabemos de verdad la triste existencia de nuestros congéneres.
    La mayoría ni habrá hablado hoy de la muerte de este ser excepcional, ni seguirá defendiendo sus ideales (si los tienen) ni mucho menos se opondrán a la ley esa de seguridad ciudadana que nos qiieren imponer para evitar la libertad de expresión y de reunión, pero me gusta saber que hay gente como tu y como yo que sabemos que mucha gente es un ejemplo, y porqué no decirlo, son superiores moral, intelectual y socialmente a la inmensa mayoría de nosotros.
    Te aplaudo por tu alabanza a Mandela, la persona que creo más influyente de los que he visto durante mi vida. Ha habido otros, pero lo de este tio es saber estar, dominar su mente y dar ejemplo.
    Sigue entreteniéndonos con tus genialidades y tu buena humanidad.
    Igual no escribo mucho en tu blog, pero ya sabes que soy un obseso de mi perfil de Facebook y de mi defensa de un futuro habitable para tus nietos y los mios, por mucho que no vayamos a verlo y piensen que estoy gilipollas.

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  2. Pues gracias por el comentario Jose, lo del reconocimiento en vida siempre lo digo cuando muere alguien, ayer cuando lo dije Nati me contestó que Mandela llevaba unos cuantos, como siempre tiene razón y como siempre a mi con gente de este calibre me parecen pocos.
    Ese "nos vamos y ya está" que dices, indica que tus creencias pudieran ser las de pensar que somos energía o las de pensar que no somos mas que comida pa plantas, tampoco me importaría enterrarte a ti en mi huerto ecológico, no saldría mala cosecha, no. En realidad da igual lo que pensemos, yo siempre digo que ya me enteraré cuando muera... o no.
    Sigue con tu lucha por un futuro habitable, yo personalmente te lo agradezco.
    Un abrazo amigo

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